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Consumo de frutas en personas con diabetes

Es común escuchar a personas que padecen diabetes decir que deben disminuir el consumo de frutas e incluso señalar tajantemente que no deben consumirla. Lo cierto es que el consumo de frutas está recomendado como parte fundamental de una alimentación saludable a toda la población, incluyendo a personas con diabetes.

El tratamiento no farmacológico de la diabetes incluye la actividad física y la alimentación saludable; dentro de la alimentación saludable se hace énfasis en controlar el consumo de hidratos de carbono o coloquialmente conocidos como “azúcares” con el objetivo de elegir aquellos alimentos fuente de carbohidratos que tengan un mejor perfil nutricional. A continuación se presenta un ejemplo:

Para las personas con diabetes se recomienda reemplazar las harinas refinadas o “blancas” por una harina integral (aquellas de color café). Si bien la harina integral sigue siendo una fuente de carbohidratos, su mayor contenido de fibra, vitaminas y minerales hace que sea más saludable que consumir harina refinada o “blanca”.

Pero, ¿por qué sería “más saludable” consumir estos alimentos si de igual forma son fuente de hidratos de carbono?

Si nos enfocamos en los efectos que tienen los hidratos de carbono en la sangre, como por ejemplo subir los niveles de “azúcar” en la sangre, existen alimentos que a pesar de tener hidratos de carbono su efecto será ayudar a mantener niveles normales de “azúcar” en la sangre, en vez de “subirlos”

¿Por qué sucede esto?

Los alimentos en su estado más natural o menos procesado posible tendrán un mayor contenido de fibra, minerales y vitaminas. Al consumirse, este mayor contenido de fibra, vitaminas y minerales harán que el alimento sea digerido de forma más lenta, y por lo tanto, el “azúcar” entrará con mayor dificultad en la sangre, ayudando entonces a mantener niveles normales de la glicemia o “azúcar en la sangre”. Este efecto lo podemos encontrar al consumir alimentos como los cereales integrales, las verduras y las frutas (Durán S. et al, 2012).

Pero algunas frutas son muy dulces, entonces ¿estas serían altas en azúcar?

Las frutas contienen un tipo de azúcar llamado “fructosa”. La fructosa proveniente de su fuente natural, osea una fruta, no tendría el efecto de provocar niveles altos de azúcar en la sangre, ya que en conjunto con otras propiedades nutricionales de las frutas como un alto contenido de agua, fibra, vitaminas y minerales, harán que la digestión de este alimento sea más lenta y por lo tanto ayude a mantener los niveles normales de “azúcar” en sangre (Durán S. et al, 2012).

Entonces, ¿Cuánta cantidad de fruta pueden consumir las personas con diabetes?

La recomendación será igual que para la población general. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se debe consumir 400 gr de frutas y verduras al día para obtener los beneficios que estos alimentos tienen para nuestra salud. Si traducimos estos gramos a porciones nos da 3 porciones de verduras y 2 porciones de frutas diariamente (OMS, 2018)

Para las personas que tienen diabetes, se recomienda elegir con mayor frecuencia las frutas que se consuma habitualmente con cáscara para favorecer el consumo de un mayor contenido de fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes, tales como: arándanos, moras, manzana, damasco, guindas, uvas, durazno, pera, frambuesa y frutillas. (ADA, 2013)

Las porciones recomendadas de estas frutas serían:

Fruta Cantidad equivalente a 1 porción
Arándanos 1 taza
Moras 1 taza
Manzana 1 unidad
Damasco 2 unidades
Guindas 1 taza
Uvas 10 unidades
Durazno 1 unidad
Pera 1 unidad
Frambuesa 1 taza
Frutillas 1 taza

Finalmente, no está de más recordar que se debe priorizar el consumo de la fruta en su estado más natural, evitando su procesamiento como deshidratación, conserva o jugos naturales, ya que estos procesos concentran el azúcar de las frutas y a su vez se pierden algunos nutrientes importantes que han sido mencionados como la fibra, vitaminas y/o minerales, provocando que las frutas sean digeridas rápidamente, aumentando los niveles de la glicemia o “azúcar en sangre”.

 

Referencias: