Consejos prácticos para mantener una alimentación saludable
La «Estrategia Mundial OMS sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud» fue adoptada en 2004 por la Asamblea Mundial de la Salud. En ella se hace un llamamiento a los gobiernos, la OMS, los asociados internacionales, el sector privado y la sociedad civil para que actúen con el fin de promover la alimentación sana y la actividad física.
La composición exacta de una alimentación variada, equilibrada y saludable está determinada por las características de cada persona (edad, sexo, hábitos de vida y actividad física). No obstante, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una dieta saludable para el sector de la población, debe contemplar:
· Frutas, verduras, legumbres, frutos secos y cereales integrales (por ejemplo: maíz, mijo, avena, trigo o arroz integral no procesados).
· Al menos 400 g (o sea, cinco porciones) de frutas y hortalizas al día.
· Menos del 10% de la ingesta calórica total de azúcares libres, que equivale a 50 gramos (o unas 12 cucharaditas rasas) en el caso de una persona con un peso corporal saludable que consuma aproximadamente 2.000 calorías al día, aunque para obtener beneficios de salud adicionales lo ideal sería un consumo inferior al 5% de la ingesta calórica total.
Los azúcares libres son todos aquellos que los fabricantes, cocineros o consumidores añaden a los alimentos o bebidas, así como los azúcares naturalmente presentes en la miel, jarabes, zumos y jugos de frutas.
· Menos del 30% de la ingesta calórica diaria procedente de grasas. Las grasas no saturadas (presentes en pescados, aguacates, frutos secos y en los aceites de girasol, soya, canola y oliva) son preferibles a las grasas saturadas (presentes en la carne grasa, la mantequilla, el aceite de palma y de coco, la nata, la mantequilla clarificada y la manteca de cerdo), y las grasas trans de todos los tipos, en particular las producidas industrialmente (presentes en pizzas congeladas, tartas, galletas, pasteles, obleas, aceites de cocina y pastas untables). Se sugirió reducir la ingesta de grasas saturadas a menos del 10% de la ingesta total de calorías, y la de grasas trans a menos del 1%. En particular, las grasas trans producidas industrialmente no forman parte de una dieta saludable y se deberían evitar.
· Menos de 5 gramos de sal (aproximadamente una cucharadita) al día, lo que corresponde a 2.000 mg de sodio. La sal debe ser yodada de preferencia.
Fuente: OMS Agosto/2018