Alimentación saludable en pandemia y post pandemia

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¿Por qué los chilenos nos alimentamos mal?

Una alimentación sana debe contener frutas, verduras, legumbres, frutos secos y cereales integrales. En frutas y verduras deben consumirse al menos 400 gramos al día —cinco porciones de 80 gramos cada una— de frutas y hortalizas, lo cual no se cumple en Chile, donde solo el 15% de la población consume las cinco porciones recomendadas. Esto sucede a pesar de que nuestro país es gran productor de frutas a nivel mundial, siendo el primer exportador de cerezas, arándanos, uva de mesa, ciruelas y estando en los primeros lugares en manzanas, frambuesas y otros berries, paltas y kiwis. Además, existen en el país más de 1.100 ferias libres donde se venden frutas y hortalizas de buena calidad a precios razonables. Entonces, si tenemos frutas y hortalizas de buena calidad, accesibles y a precios razonables, ¿por qué no consumimos más frutas y verduras?

En general, la población sabe lo que es una alimentación saludable y está consciente de la necesidad de comer frutas y verduras por su efecto positivo para la salud, pero no lo hace y prefiere alimentos envasados y comida rápida. Cuando se cocina en las casas, se prefiere lo rápido y fácil denominado AFP, en lenguaje popular por las siglas correspondientes a Arroz, Fideos y Papas, junto con un alto consumo de pan y bebidas gaseosas, jugos azucarados y alimentos procesados tipo “snacks”.

Ante esta realidad, la actual pandemia de coronavirus pudo ser una oportunidad para que las personas consumieran más frutas y verduras al mantenerse la cadena alimentaria desde la producción hasta la venta en ferias libres, almacenes y supermercados de todo el país, la que nunca se interrumpió. Además, se tuvo mucho tiempo para cocinar en las casas, que se utilizó para preparar pan, pastelería, masas, frituras, en vez de nuestros platos saludables de la cocina tradicional, ensaladas y frutas de postre. En la mayoría de los casos aumentó la ingesta de alimentos no saludables, lo cual, sumado a la falta de actividad física por las restricciones de movilidad en la pandemia, ha significado un incremento en el peso de las personas, como lo demostró el Mapa Nutricional de Junaeb en niños y adolescentes, y en adultos encuestas telefónicas, donde 40% reconoció haber subido de peso

Una de las razones que se dan para no tener una alimentación saludable es su alto costo. En el caso de frutas y verduras existe una variación en los precios según la estacionalidad, pero en muy pocos casos el kilo de fruta supera el valor de un kilo de pan o de un litro de bebida o jugo azucarado, que no faltan en la casa de ningún chileno. Otra razón es la saciedad que produce el pan, comparado con la fruta, pero hay algunas como el plátano que sí la producen. Entonces existe un tema cultural en el bajo consumo de frutas y verduras que hay que enfrentar desde los primeros años de escolaridad. En hortalizas, los niños solo conocen la lechuga, tomate y zanahoria y en frutas, la manzana y el plátano. Esto debe educarse para que sepan que existe una gran variedad frutas y verduras, sus características y componentes favorables para la salud.

Además, las frutas y verduras deben estar accesibles como colación en los recreos y en los almuerzos que entrega la Junaeb. En las escuelas debería enseñarse a cocinar y preparar ensaladas, guisos y postres con frutas y verduras a través de clases de cocina en conjunto con los padres, para que en las casas también se consuman estos productos.

Por todo lo anterior, el Gobierno de Chile y la Corporación 5 al día Chile impulsaron el Año Internacional de Frutas y Verduras ante Naciones Unidas, que fue aprobado para 2021. Durante todo el año se están realizando actividades para promover el mayor consumo de frutas y verduras por su efecto positivo en la salud de las personas, pero también para favorecer el medio ambiente, por ser una producción sustentable y favorecer a los pequeños y medianos productores agrícolas, que son los más vulnerables.

Además, se trata de disminuir las pérdidas y desperdicios que se producen desde la producción hasta el consumo de los productos hortofrutícolas, que en algunos casos llega al 40% del total. En consecuencia, consumir más verduras y frutas no solo produce un beneficio individual, sino que beneficia también al planeta.

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